jueves, diciembre 13, 2007

Cree el ladrón, que todos son de su condición.


En la elecciones de 2004, recuerdese que el PP era gobierno y el PSOE oposición, Marianico el corto no quería debates con Zapatero. Pensaban él y sus estrategas que era un riesgo contrastar propuestas con un oponente que representaba nuevas formas de hacer política. Por ello, se negó en redondo a realizar ningún tipo de debate, cercenando a la ciudadanía española su capacidad de decidir en base a escuchar libremente a los dos contendientes, ambos con sus programas electorales tan distintos en lo social, con sus formas de entender la política tan claramente diferenciadas.

Rajoy era el heredero del legado turbio de Aznar -Prestige, la Guerra de Iraq, la huelga general, la condena al director de informativos de RTVE por manipulación informativa que recuérdese que ha sido la primera y la única de ese tipo en nuestro país, el Yak 42, las stockoptions al consejo de administración de telefónica, el billón y medio entregado a las eléctricas, etc...-, mientras que Zapatero era el líder de la oposición que había innovado en la política española, proponiendo al Gobierno de Aznar la realización de 3 grandes pactos de Estado dentro del concepto que se conoció como OPOSICIÓN ÚTIL.

Rajoy representaba el pasado de aquello que los españoles querían dejar atrás, Zapatero la llegada del cambio responsable.

Ahora, una legislatura después, la misma que el Presidente del Congreso definió como la más dura y ruda de nuestra democracia, ambos se vuelven a enfrentar pero no a cambiar aquello que representan.

Rajoy, máximo jefe -supuestamente- del PP, ha posibilitado una oposición absoluta a todo y a todos. Oposición llena de mentiras, insidias, hipocresias, crispación, manipulación de los órganos judiciales -apoyado por los jueces conservadores-, y un sinfín de dislates más.

Por contra, Zapatero, mal que le pese al PP, ha sido el presidente de nuestra democracia que ha reconocido derechos históricos que muchos colectivos de personas en España llevaban años reclamando, reconociendo sus legítimas aspiraciones a nuestros autónomos, aplicando el mandato constitucional de no permitir la discriminación por sexo, luchando sin denuedo para avanzar en la igualdad entre hombres y mujeres, así como en la lucha contra la violencia de género. Apostando por la Sociedad del Conocimiento y la I+D+i para aportar un nuevo patrón de crecimiento a nuestra economía. Apoyando a los pensionistas y a las personas que tuviesen que recibir el salario mínimo interprofesional. Triplicando el Fondo de Reserva de la Seguridad Social. Avanzando en los derechos de Guardias Civiles y militares. Mejorando nuestra seguridad con la llegada de más de 17.000 nuevos agentes del orden público, y más de 1000 jueces y fiscales. Y podría seguir y no parar de enumerar ventajas y más ventajas para todo el pueblo español, para todos los segmentos de población, para todos los sectores de nuestra sociedad.

España ha crecido económicamente más que nunca lo hizo en su historia y ha orientado sus beneficios a las capas más desfavorecidas de nuestra sociedad, sin olvidar por ello a las clases medias. En nuestro país la clase mayoritaria gracias al Estado de Bienestar donde vivimos, máximo causante de la igualdad y el ascenso social, y verdadera apuesta de los socialdemócratas españoles, es decir, del PSOE.

Y no me extenderé en hablar del regreso de las tropas de Iraq, ni del perverso debate que ha mantenido el PP durante toda la legislatura sobre la reforma de los Estatutos de Autonomía. Votando a favor donde gobierna y poniendo problemas en las demás. Ni de su ignominioso comportamiento en todo el tema terrorista, primero poniendo ruedas al tren para ver si descarrilaba, después intentando sacar rédito permanente del dolor humano. Aunque reconozco que con su sola mención pudiera entenderse que he hablado de ello -por lo menos no lo pondré en negrita-, pido disculpas, pero es que en esta legislatura hemos tenido que tragar mucha quina y soportar todo tipo de vejaciones y ultrajes a nuestra dignidad, y entiéndase por ello la verdad y el honor.

Pues bien, ahora que existe una televisión pública y de calidad donde el Presidente de la Corporación es elegido por las Cortes Generales, ahora que esta se regirá por medio de un Mandato Marco también aprobado en el parlamento -en el Senado, 115 a favor, 114 en contra -PP y PNV-, 3 abstenciones. La anécdota: dos del PP se equivocaron, 1 voto a favor y otro se abstuvo. Así que veremos si van en las próximas listas-. Continuando con lo positivo, ahora que existen ventanas importantísimas para la oposición, como pueden serlo programas como 59 segundos, los desayunos de la mañana o Tengo una pregunta para usted, ahora se atreven a denunciar que en televisión española existe manipulación informativa -por cierto algo que hacen en cada una de las Comisiones de RTVE que se realizan en las Cortes Generales, y lo digo porque soy testigo directo al ser miembro de la misma-.

Esta postura de Rajoy de denunciar manipulación, suena a cuando en el mundo del futbol algunos presidentes intentan mediatizar al arbitro diciendo que va a pitar a favor del contrario. Objetivo: que haga lo contrario y ellos ganen el partido.

Así que les digo que dejen ya de enredar una y otra vez, la gente quiere debates públicos, Zapatero como demócrata ejemplar también, cuando estaba en la oposición y ahora que es Presidente del Gobierno.

¿O acaso Rajoy se esta preparando para poder justificar su derrota en los mismos y poder echarle después la culpa al arbitro?

Luis Salvador
Senador del grupo Socialista por Granada

1 comentario:

Rubén Boullón dijo...

Creo que va a ser uno de los mayores reclamos de esta campaña electoral.En España, sólo tiene el precedente del debate en 1993 de González y Aznar, y un año después se repitió la fórmula en la elecciones europeas siendo el candidato del PP Abel Matutes, hasta le cambiaron las gafas. A Mariano Rajoy en Tengo una pregunta para usted le dieron una pluma para que supiera que hacer con las manos. El tema es, que como Aznar, salió mal parado en aquellos debates con González no se volvieron a repetir. Mi deseo es que esto de los debates sea una práctica habitual y podamos ver a los/as lideres en la televisión debatiendo en un cara a cara. Se que Zapatero se comprometio a promover una reforma de la Ley Electoral para establecer su obligatoriedad, pero, a falta de consenso necesario, quedará para otro momento o para cuando los partidos lo crean oportuno, una pena.