Dos dictadores menos dignifican un poco más el mundo que ellos mismos ayudaron a corromper. Espero que ambos, que utilizaban a la iglesia y a su fe en Dios para justificar sus horribles crímenes contra rojos, comunistas y otros fantasmas, ahora se vuelvan a encontrar en el infierno que merecen sus deleznables actuaciones.
Y que esto traíga un poco de paz y tranquilidad a tantas familias de nuestro querido Chile, víctimas de este infame personaje.
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