Como bien sabéis, especialmente mis amigos y amigas de Facebook, estos días atrás he estado en el II Congreso Nacional del Polo Democrático Alternativo (PDA) de Colombia en representación del PSOE, enviado por la Secretaría de Internacional de la comisión ejecutiva federal de mi partido, cuya responsable es la Diputada y ex Eurodiputada Elena Valenciano. El congreso se realizaba en Santa Fe de Bogotá entre los días 25 al 28 de este mes de febrero que acaba de despedirse para todos nosotros.
El Polo es el partido central de la izquierda colombiana, país con innumerables partidos y alianzas políticas, y no políticas, pero no quiero referirme en el relato breve de esta experiencia al contenido interno de los debates de un partido absolutamente plural, donde caben muchas formas de ver la política, eso sí desde una visión de izquierdas.
Tenía yo una enorme curiosidad por pulsar de primera mano la situación del país, un país de casi cincuenta millones de almas, entregadas más de dos millones y medio de ellas al diablo de la violencia de la que viven, mientras los restantes conviven forzosamente con ella, aunque todos quisieran perderla de vista.
Como país Colombia esta lleno de riqueza y belleza, y su gente, viva y despierta, atesora también parte de ese encanto natural de su entorno. Un país multicultural en el que conviven y se entremezclan las más diversas culturas, entre las que destacaría la colombiana fruto de sus distintos cruces de ADN, la indígena, la afrocolombiana y la gitana como etnias más minoritarias estas tres últimas.
En este post no voy a hablar de la violencia declarada en algunas ciudades, donde los motoristas están obligados a llevar petos con las matrículas o, en sitios como Calí, donde se prohíbe a los jóvenes masculinos ir de paquete en las motos, por temor a las prácticas de los sicarios, o la desconfianza de poder coger el taxi equivocado en el sitio equivocado, sinónimo de poder cambiarte la vida. Trataré eso sí de sin extenderme situar los actores participantes en el conflicto.
Por una parte las FARC o guerrilla ultraizquierdista, por otra los grupos paramilitares en connivencia con más de cuarenta diputados que están conferidos en cárceles colombianas, el ejército que en muchas ocasiones maneja prácticas similares a las de los grupos anteriores, o el mundo narco que desgraciadamente da parte de la imagen en el mundo de este bello país. Todos violentos, todos excediendo con mucho los Derechos Humanos, todos asesinando o violando impunemente a una población civil que no sabe donde esconderse en esta encrucijada de violencia. En esta guerra de guerras, con tantas décadas a sus espaldas.
Los agricultores tienen que dejar sus cultivos, o la vida, dejando sitio a los narcos, o dedicarse a plantar lo que ellos quieran, los indígenas y los afrocolombianos deben desplazarse abandonando tierras ricas en recursos naturales, donde han construido toda su vida, si no quieren también perderla. Es por tanto, Colombia, un país necesitado de más democracia, de más política con mayúsculas, y de menos corrupción y violencia, algo por otra parte consustancial en buena parte de los países del continente.
Y es por eso que he vivido una gran experiencia, pudiendo conocer de primera mano a las personas que intentan sobreponerse a la locura autodestructiva y dañina de una minoría, luchando y poniendo su propia vida en riesgo con tal de conseguir la paz e intentar erradicar la pobreza y mejorar las condiciones de vida de aquellos sin voz, porque si la levantan la pierden.
En este II Congreso del Polo, que me concedió el privilegio de intervenir ante más de dos mil personas, con la unidad como eje central de su propósito, se ha visto una izquierda viva y luchadora, que ahora debe canalizar todo su esfuerzo en construir una alternativa real de gobierno de cara a las próximas elecciones presidenciales del año 2010. Una izquierda capaz de aglutinar a todas las fuerzas democráticas de progreso, pero también una izquierda que debe confluir en el interés general con todos aquellos partidos democráticos del país, porque sólo entre todos, y con todos, será posible devolverle al pueblo la sonrisa que nunca debe perder, porque os aseguro que la tiene bonita.
Suerte al Polo Democrático Alternativo y a su líder Carlos Gaviria, suerte al conjunto de partidos democráticos de Colombia, y mis mejores deseos para todas aquellas personas que en su entorno familiar han sufrido desapariciones, ejecuciones, violaciones o vejación de los derechos humanos, porque ellas siempre tienen que ser nuestro referente y quienes canalicen nuestro espíritu de sacrificio y de lucha PACÍFICA y DEMOCRÁTICA.
Luis Salvador
Senador socialista
Foto-1: Intervención en el plenario.
Foto-2: Junto a Carlos Gaviria.
1 comentario:
Gracias x compartir tus esperiencias,me encanta leerlas.bss
Publicar un comentario